martes, 21 de junio de 2016

Monte Sinaí

El Monte que no es monte
que son miles de lomas
que pasean las ancianas
de caderas y piernas fuertes.

La tierra que no es tierra
porque tiene un solo dueño,
que quiere impedir el sueño.

Y entre el polvo
nos bautizamos
nos sacralizamos
para renacer entre sus mentiras.

La tierra que no es tierra
porque no tiene brazos,
ni tampoco ramas,
ni siquiera semillas.

La familia que se deshizo
entre las ganas de hacer
los intentos del amor
y las promesas de tener.

La familia que se rehizo
a pesar de brazos flacos,
de fundas negras
y basuras eternas.

La felicidad
que se esnifa,
el hambre
que no se esfuma.

El monte que no es Monte
y la tierra que no es tierra
porque no es nuestra.