sábado, 2 de enero de 2016

Balanceándome en 2015

...............entrando firme en 2016.

Casi nunca he escrito un balance de año,
puede que este haya sido diferente al resto.

Aprendí de mi misma y aprendí del resto.

Comencé dejando algo que amaba
pero por lo que no me apreciaban de manera justa,
aprendí de eso llamado "trabajos de mierda",
pero mucho más importante,
llegue a la conclusión de que:
lo que elijas hacer hazlo bien, 
y cuando ya no puedas hacerlo así déjalo.

Creo que lo hice con mucha alegría,
conocí a unas bellas personas
que aprendieron junto a mí que habían construido Madrid
y que aún nadie les había dado las gracias.

Personas que envejecen en los bancos de los parques
parques que antes fueron "su techo chabolero"
y que hoy ocupan algunos de sus nietos sin saberlo.

Pienso que en eso consiste estudiar historia y enseñarla,
al enseñar estudias, al estudiar enseñas.

Conocí también a un grupo de personas increíbles
que querían vivir con menos
y poder servir a otras lejitos lejitos de su casa.

Eran todas muy especiales,
y todavía a cada momento me acuerdo,
me gustaría escribirlas más y saber cómo les va
porque sé que su decisión nunca fue fácil.

Vivimos lindos momentos y nos preparamos para la partida.

La partida hacia Ecuador costó un tiempo
en el que fui muy feliz en la espera
conociéndome más,
escribiendo junto a otras
como nunca había hecho
y descubrí que escribir y contar
me hacían totalmente feliz.

Di un gran empujón a un gran proyecto
como es After Perdices
y me di cuenta de que tengo amigas y amigos que no me merezco:
Silvia, Afri, Tere, Clara, Vir, Ainhoa, Sandra, Lucía, Flor, Noe, Alberto, Pretel, Salva, María, James, Laura, Luis, Kiko....
los disfruté muchísimo
porque sabía que iba a  echarlos terriblemente de menos
un día como el de hoy.

Entré en 2015 con mi hermano Jaime en una casa de campo
apagando velas y pidiendo deseos,
una casa que me recuerda que el Arte puede transformarlo todo.

Arte que me demostró mi hermana Paula
durante todo su año 2015.

Arte que me demuestra día a dia
otro compañero que no me merezco
como es Jaime.

Puede que 2015 haya sido el año de despertar,
de hacerme consciente de todo lo que me había regalado la vida.

Cuando llegué a Ecuador
no llegué con libros y ropa
llegué con todo esto vivido en la mochila,
llegué con este agradecimiento a mi vida.

Llegué con una ilusión muy grande
que creo que pronto contagié
a algunas personas,
como Viviana y Dionisio.

Empecé a crear cosas junto a Jaime,
seguí leyendo y formándome,
descubrí otros mundos.

Miles de historias se agolpaban en mi cabeza,
miles de nuevas maneras de vivir,
que descubrí al escuchar a esos niños.

Vinieron nuevas caras desde España,
un mes divertido que nos animó mucho
a todas las que estábamos en el Sade.

El problema es que empecé a sentir
que no podía con todo,
lo dije, aunque tarde, pero algunas personas
no quieren oír la verdad.

Algunas personas no quieren oír que
se están equivocando,
que no están colaborando,
o que no se portaron bien con otras.

Afortunadamente siempre tuve
amigos nuevos que no esperaba,
personas comprometidas que escuchaban,
y que me ayudaron a redirigir mi camino.

Hablar con ellas fue un respiro.
Y las encontré en Santo Domingo.

Y las encontré en otra pareja
que no se dejaba arrastrar:
se llaman Tere y Juan.

Volvimos a caminar,
con una nueva esperanza en el proyecto,
dando al Arte y a la Libertad un hueco.

Han sido ya  cuatro meses diferentes,
con muchas dificultades,
pero aunque seguramente erramos
hemos mejorado y hemos avanzado.

Hemos creado ese espacio distinto,
dentro de los límites que tenemos,
hemos creado otra forma de hacer trabajo,
hemos planificado lo que queríamos
y dejaremos algo para el Futuro.

Hoy amo este lugar
aunque pronto lo volveré a dejar
porque la Vida sigue
y no se ve aún el final.

Hay que despejarse,
dejar que las personas que lo fundaron
le den su propia forma al contexto.

Me despediré con Arte, con teatro y palabras
de agradecimiento, de hospitalidad:
hemos sacado un gran aprendizaje.

Y, sobre todo,
y por encima de todo,
en esta historia no ganaron los de siempre.

Ganaron los que amaron,
los que no se rindieron,
y los que creían que otra educación es posible.

Ganaron frente al miedo,
frente a hacerlo de cualquier forma,
frente al "yo no me equivoco,
porque tengo más años".

Ganaron los que lucharon.

Siempre al final gana la Vida,
por eso tengo esperanza en este nuevo año.














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